TILDE DE LA RURALIDAD
A Bernardo González K., por su afabilidad y por sus cantos a nuestra tierra.
Hoy los grillos cantan
sus tonadas e himnos de apareamientos
(acaso me van a negar que nunca han escuchado a estos seres diminutamente felices aparearse al son del viento nocturno parpadeante?)
Conciso, mira qué preciso
he vivido nutriéndome de la gente borracha
y de bohemios patéticamente irrisorios.
Los versos taciturnos
los que nunca se han escuchado
los del vino blanco alegre
conjugados con duraznos, azúcar y hielo
conforma un brebaje espectacularmente desquiciado
gente que bebe copiosamente
que vibra al son de las rancheras
que se enamora recitando payas y dulces palabras.
El arrollado, los sub productos del chancho, los chicharrones, la rayuela apostadora y la carcajada con objeto sexual, pasión y descontrol.
Los celebrantes, con cuyos labios morados de tanto vino tinto,
Se divierten hablando de la cintura para abajo.
Trabajan como bestias todo el año los rotitos
para invertir el 80% en tragos
y lo demás en putas hediondas a cigarrillo barato:
sus dedos amarillos, y sus encías deterioradas dan cuenta de tales efectos.
Hoy en día la urbanidad calla en el océano prohibido:
el gallo multi color se defiende corporalmente,
los patos volando como volantines para el dieciocho de septiembre
las señoras moliendo el maíz y el hombre abriendo el surco; palas cubiertas de barro y aguas sedientas a la llegada del amanecer.
¡HOY ES EL TIEMPO DE LO CAMPESTRE!
