¡Papá! El poeta y la hija del poeta se abrazaron. Así que aquella era Imogen. Creo que en ese punto del relato sería oportuno citar unos versos de Everett referentes a ella, a la edad de siete años, aunque yo no llegué a leerlos hasta tiempo después de aquel encuentro:
Te adueñas de mi corazón con inmadura gracia,
hermanada, a veces, con la tierra desgarradora
y sus criaturas, vello u osamenta, cevatillo, ratón,
palpitante gorrión, ternero que vacila.
Al tocarte a ti, seda y plata, toco la mitad
de todo el pavoroso misterio del nacimiento.
Me aterra cómo te adentras en el mundo
llevando tu belleza como un inocente don
por entre las bestias crecidas. Me aterra
el arañar de sus hambrientas uñas en la puerta,
incluso ahora. Dos puñados de años, nada más,
¿y qué quedará de esta turbadora niña encantadora?
Otra cosa:
"...Everett no había visto defraudadas sus esperanzas: las hijas de los poetas no tienen ningún derecho a ser feas, de igual manera las poetisas no tiene derecho a ser guapas".
Por último:
"...- si uno se pone a pensarlo - dijo -, se han escrito muy pocos poemas sobre el matrimonio. No parece ser un tema natural para la poesía, como lo son el amor, la fornicación o el vino. Eso significa que el matrimonio no es un estado natural - volvió a revolver el té, como buscando desesperadamente algo de dulzura, en algún lugar, cualquier lugar -. La paternidad, en cambio, es algo diferente.
- Imagino que sí."
("El Derecho A Una Respuesta", chapter 4 - p.63, 64, 65.)
1 comentario:
He concluido que la palabra es "Bertonina"
Me piqué
besosososos
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